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El espíritu fundacional del Dr. Pedro Martínez, trazó las línea de nuestra acción en dos dimensiones del ser humano: #Soñar y #Trabajar. Todo ser humano puede alcanzar lo que desee si sueña y trabaja.

Soñar no es dormir, sino una actividad de la mente, un trazarse aspiraciones, metas. Es la brújula que aspira siempre a más, que sospecha que detrás de lo que vemos hay nuevas y mejores metas, que no hay caminos terminados de construir, que existen planetas aún sin conquistar, elementos qué descubrir, caminos que abrir, ideas que crear, muros que construir y si son obstáculos derribar. Soñar significa una mente creadora, propositiva, lúcida. Soñar es un acuiciante reto por la más profunda libertad.

Nadie consigue lo que sueña si no trabaja.

De allí que la constancia, el hábito saludable del trabajo cotidiano, el ladrillo que se coloca día a día, será con el tiempo una muralla. La gota de agua que cae insistente sobre la piedra, llega un día a quebrarla. La constancia como una virtud intelectual, de lectura constante, de formación permanente, de actividad con las manos y la inteligencia como modo de crear el futuro y como modo de honrado sustento.